Irreversible

 

Al entrar, experimentas el mundo de cerca, pero no eres consciente de eso. Entonces, tienes que alejarte otra vez y después tienes conciencia de lo que pasó antes.

— Anselm Kiefer

 

De entre todas las artes, escribe Gilles Deleuze, la pintura es la única que integra necesariamente, <<histéricamente>>, su propia catástrofe, y se constituye desde entonces como una huida hacia delante. En las otras artes la catástrofe no está más que asociada. Pero el pintor pasa por la catástrofe, extingue el caos, y procura salir de él. En lo que los pintores difieren es en su manera de extinguir el caos no figurativo, y también en su evaluación del orden pictórico venidero, de la relación de este orden con el caos. En este sentido no se trata de inventar o reproducir formas sino de intentar captar fuerzas. Una pintura irreversiblemente es un intento de hacer visibles fuerzas que no lo son.</histéricamente>

Dicen que la pintura moderna empieza cuando el propio hombre no se vio del todo como una esencia, sino más bien como un accidente. De ahí quizás la insistencia de la pintura abstracta en considerar que lo que ocurre en el lienzo es, no la realización de un cuadro, sino de un evento: el acto de pintar, que no deja de oscilar entre un aún-pronto y un ya-tarde. Todo está ya en el lienzo, hasta el propio pintor.

Para Valerie Campos el soporte es esencial pues sobre el perfora, rasga, realiza incisiones, reescribe historias vividas y soñadas, frustraciones y angustias que se transcriben en la superficie de la pintura no como anécdotas sino como muestras, residuos, sedimentos. El objetivo final, irreversiblemente, es una pintura de relieves, orográfica, presentación de texturas (rugosas, porosas, perforadas o granulosas) que contrastan y parecen pelear con las superficies lisas y con los límites del soporte-bastidor por indagar en el hombre, la mujer en este caso, en sus ilusiones y en sus realizaciones, y con ello, en la naturaleza y el mundo del que forma(n) parte.

Los estados irreversibles que plantean las pinturas de Valerie Campos se pueden considerar como espacios de transferencia pues el espacio-superficie-textura de las pinturas son vestigios de una serie de eventos que, paradójicamente, no son y están presentes sino como un algo que ya pasó. Al espectador se le presentan, en este sentido, fragmentos de historia, (informaciones) que éste debe de aceptar e intentar reconstruir. De ahí quizás la recurrencia del artista a darle nombres a sus piezas como: Unbreakable, Unfinished, Interrupted, Pause, o de presentar, tan sólo el día de la apertura de la exposición, la instalación How to be a good mother (2007), una mesa-objeto, como puntos de intercambio que no sólo hacen emerger significados sino espacios de conflicto en donde los significados mismos de ¿qué significa ser y estar en este mundo? o ¿qué pintar después de la historia de la pintura? se colapsan para dar forma a un diálogo entre cuadros agredidos y penetrados, de incrustación de elementos reales, como termómetros, residuos de té y concreto, que buscan la autenticidad de la pintura, del puro acto de pintar. Esto es, las formas, la mancha y las texturas, para “sugerir” posibilidades de hecho que permiten o intentan explorar la imaginería superabundante en el mundo y cuestionar, si se puede llamar así, la noción del espacio personal y público al intentar redefinir la experiencia individual dentro de un orden cultural-visual-social impuesto. En definitiva, la expresión del mundo interior del artista como algo sustancial que está por llegar.

— Luis Hampshire
Oaxaca de Juárez, Oaxaca. Primavera de 2007

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